jueves, 12 de diciembre de 2013

El almacén de Avelaia y el sueño de vivir en Mar del Sud

En Mar del Sud hay comercios y comerciantes míticos de los cuales la memoria colectiva de turistas y lugareños jamás olvidará. Estos locales fueron durante muchas décadas lugares de reunión y encuentro obligado en un Mar del Sud con pocos habitantes y apenas un puñado de casas. Comerciantes persistentes que, en las frías y tormentosas tardes de invierno; y  religiosamente, abrían sus locales esperando a clientes que llegaban batallando contra viento y  barro por las solitarias calles de Mar del Sud.

Francisco Avelaia quien tuvo su almacén en Mar del Sud desde los años 50.

Don Francisco Avelaia y su primer almacén

Don Avelaia nació 5 de diciembre de 1911 en Buenos Aires. En la década del 40 y 50 tuvo un bar en Capital Federal en la calle Reconquista a pocas cuadras de Corrientes. Durante esta época frecuentaba como turista la ciudad de Mar del Plata junto a su mujer Dolores Fernández y sus cuatro hijos. En una de estas visitas a Mar del Plata Don Avelaia descubre Mar del Sud. Según Ana María Avelaia, una de sus hijas, dice que “A mi papá le gustaba pasear mucho y así descubre Mar del Sud. Ahí empieza su historia…”

Una nueva vida en Mar del Sud

Las vacaciones ya dejan de ser en Mar del Playa y a principios de la década del 50 empiezan a ser en Mar del Sud. Ana María cuenta “Teníamos una casa que la llamábamos La casita vieja. Esta estaba en la calle 104 a dos cuadras del mar”.
Don Avelaia sueña con quedarse en Mar del Sud y abre su primer almacén en 1952. Este estaba ubicado sobre la calle 98 y 15, al costado de la estafeta postal antigua. El negocio en sus primeros años comienza a tener éxito y tanto veraneantes como lugareños se acercan al local. Ana María recuerda que “Había de todo en la proveeduría. El hielo llegaba en barras. Mi papá lo cortaba en pedazos mientras nosotras lo ayudábamos a ponerlo en la heladera antigua de cuatro puertas. Y así, entre risas y juegos, ya estaba el hielo listo para el otro día”. Avelaia vendía alpargateas, carbón y algunos días pescado. También había sifones “que los traía el señor Entrático de Miramar”

Francisco Avelaia junto a su hija y mujer en su primer local de la calle 98 de Mar del Sud. Años 50.


Años más tarde Francisco Avelaia decide trasladarse de local y muda su negocio justo en frente del primero, sobre la calle 98. Este fue el último y el que muchos recordamos con nostalgia de los veranos de la década de los 70, 80 y 90.

Don Avelaia en su segundo local junto a su Peugeot 404. Años 90.

Avelaia estuvo muchos inviernos y veranos en este último local hasta que el 13 de marzo del 2004 falleció. Todos recordamos las tardes de helados y alfajores bajo el toldo de chapa del almacén  o, sobre todo los lugareños, la luz del local encendida en las oscuras noches de invierno. Son los recuerdos de un simple almacén y una simple persona cuyo su único sueño era vivir en Mar del Sud.


“Sur, una luz de almacén…”  Homero Manzi 1948


Texto: Laureano Clavero

Agradecimientos: Ana María Avelaia y familia.

Fotos: Familia Avelaia.

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